El hecho de destapar nuestro frasco de perfume y esparcir su aroma va mucho más allá de un acto que incluso puede ser cotidiano. El olor es poderoso. Tanto es así que “tiene la capacidad de cambiar nuestro estado de ánimo”. Son las palabras de la perfumista Isabel Guerrero (@_IsabelGuerrero), quien está a la cabeza la empresa que lleva su nombre y que es pionera y de referencia en España en formación olfativa y sensorial.
Guerrero, conocedora de que estamos en la era de las sensaciones, está volcada en el desarrollo de la cultura olfativa. O, lo que es lo mismo, investiga “el universo que tiene relación con los olores, las fragancias y con el entrenamiento del olfato como parte del patrimonio personal y cultural y con nuestras habilidades”.
El sentido del olfato empieza en nuestra nariz, “pero llega al cerebro, pues oler es un acto intelectual y físico”, explica la perfumista. Y nos regala un buen ejemplo: si olemos lavanda, por ejemplo, y no es la primera vez que lo hacemos y lo tenemos registrado, ese olor se encuentra por tanto en nuestra memoria olfativa. Vamos a tener asociado un color, una imagen o incluso una experiencia personal.
Y, ojo, porque es tan fuerte el poder de las fragancias que “pueden mejorar o arruinar momentos”. Nuestra memoria olfativa, cuenta Isabel, es muy a largo plazo: “recordamos el 35% de lo que olemos y sólo el 5% de lo que vemos”.
Por ello “es fundamental perfumarnos y elegir bien nuestro aroma”. Nuestro perfume “es parte de la definición de nuestra identidad y una forma de comunicación brutal”. Y, eso sí, conviene no emitir señales equivocadas: “si llevas puesto un chándal, no es coherente oler a sofisticación; ahí habría una discordancia”.
¿Cómo me perfumo en una boda?
A una boda, por ejemplo, “hay que asistir ligeramente perfumados, porque los protagonistas son los novios ¡no los invitados!”, comenta entre risas. Ahora bien, en la oficina de trabajo, no olvidemos rociarnos gotas de “un perfume fresco y que nos aporte energía”.
Es importante, por lo tanto, elegir perfume según el momento y teniendo en cuenta nuestra personalidad. “Aconsejo conocernos a nosotros mismos y descubrir la familia olfativa que nos gusta”.
Los cítricos, las maderas, resinas, flores… Confiesa que cuesta elegir. Isabel Guerrero, eso sí, tiene muy claro que el perfume es vida, además de una auténtica experiencia en multitud de niveles.