Nuestras casa se llenan de luces, de centros de mesa a los que no suelen faltarles las piñas y cada rinconcito se antoja como un lugar perfecto para decorar con motivos navideños.
Estas fiestas se prestan para que nuestros hogares y lugares de trabajo luzcan. Pero, más allá de la vista, tenemos otros sentidos que son tremendamente potentes; capaces de transmitir sensaciones. El olfato es poderoso y evocador. Para respirar Navidad en casa, nada mejor que dejarnos envolver por el aroma de los frutos rojos, muy típicos de estas fechas.
Con brillante sutileza, los olores desempeñan un papel importante para que un espacio resulte acogedor. Los ambientadores, no sólo cumplen esa función aromática, también estética, ya que tanto su color, como los finos palos olorosos son todo un punto decorativo.
Paz, tranquilidad y buen aroma. Además, conviene no perder de vista que se trata de una manera muy asequible de dejar que la Navidad entre en nuestras casas, inundándonos, eso sí, de bienestar. 😀