Desde la Antigüedad, la arcilla ha sido uno de los remedios naturales más empleados en el mundo de la belleza. Sus beneficios son múltiples, ya que cuentan con una gran cantidad de minerales, así como agua, indispensables para el cuidado de la piel. Por ello, siempre hemos visto a la gente embadurnarse de barro cuando va a unas aguas termales o a lugares emblemáticos como el Mar Muerto.
Por tanto, la arcilla se ha convertido en un aliado perfecto en cosmética para frenar el envejecimiento de la piel y absorber las toxinas, sobre todo, en productos como las mascarillas. Estas aportan los nutrientes necesarios para el rostro, hidratan, limpian y, además, son antioxidantes.
Un ejemplo son las tres mascarillas de arcillas puras de L’Oreal que combinan diferentes elementos en función de las necesidades y que son aptas para todas las edades. Así pues, cuenta con una mascarilla negra detox que tiene el carbón como ingrediente para iluminar las pieles más apagadas y limpiar en profundidad. Otra mascarilla es la verde purificante para pieles grasas con la que se combate los brillos y las imperfecciones gracias al eucalipto. Y, finalmente, la mascarilla roja exfoliante que tiene el alga roja como ingrediente para lucir un tacto suave y liso a través de sus micro-gránulos.
Recuerda que las mascarillas se aplican con la piel limpia, entre una y dos veces por semana. Para ello, se utiliza una fina capa, evitando el contorno de ojos y labios. Se deja secar entre 10 y 15 minutos y, después, se aclara con abundante agua tibia.
Las mascarillas de arcilla no solo cuidan el rostro, sino también el cabello, como sucede con el champú Garnier Arcilla y Limón, que purifica los cabellos grasos, dejándolos limpios, frescos y ligeros. También se puede encontrar en mascarilla con Lovea, un producto ideal que concentra minerales y oligoelementos y que también sirve para el rostro.
Por tanto, la arcilla es un ingrediente indispensable en nuestra cosmética natural. ¿La has probado? ¿Qué tal los resultados?